Marcela Jiménez, tiene 35 años y trabaja en un banco. Ella, junto a un grupo de compañeros, han optado por arrendar vehículos en conjunto ante la gran escasez y los exorbitantes precios de la poca oferta en el mercado. “Para mí ha sido la mejor opción, dado que así hemos reducido las probabilidades de contagio de manera cómoda y segura. Además, como arrendamos entre varias personas, el precio no termina siendo tan alto, en comparación al transporte público”, dice.